La decisión de transfundir algún componente sanguíneo debe basarse siempre en una valoración cuidadosa de las indicaciones clínicas y de laboratorio. Sin embargo, aunque la responsabilidad final de transfundir es de quienes la prescriben, el uso adecuado de los hemocomponentes solo es posible como parte de un uso racional, por lo que es importante encontrar estrategias para el uso óptimo de la sangre que permitan utilizar los componentes específicos, en las dosis adecuadas y considerando el riesgo-beneficio.
La tromboelastografía (TEG) se ha convertido en una prueba indispensable en la atención médica moderna, especialmente en situaciones donde la monitorización de la coagulación es crítica. Su capacidad para proporcionar información en tiempo real sobre la coagulación del paciente mejora la toma de decisiones clínicas y ha llevado a una mejor gestión de la transfusión sanguínea, sobre todo de pacientes con hemorragia aguda.
Dicha prueba se convierte en una herramienta de medición global de la hemostasia que, mediante una muestra de sangre total, mide factores de coagulación, fibrinógeno, agregación plaquetaria y fibrinolisis de una manera funcional.
Es una prueba viscoelástica, automatizada, que nos permite detectar riesgo de Trombosis o Hemorragias.
La sangre depositada en la copa, se encuentra en contacto con un pin, el cual se halla suspendido libremente dentro de la muestra y que, a su vez, está conectado por su extremo distal a una guía o cable de torsión que lo hace girar; a medida que la sangre se coagula modifica la resistencia del pin; estas variaciones obtenidas por las características del coágulo y de su etapa evolutiva, son registradas por un transducto r electromecánico, el cual convierte la rotación del pin en una señal eléctrica, documentando así las distintas etapas de la coagulación, es decir, la formación de la fibrina, la retracción del coágulo, la agregación plaquetaria y la lisis del coágulo.
En salas de cirugía frente a un paciente sangrado con cambios rápidos y complejos en el sistema hemostático, se hace indispensable información oportuna, en tiempo real y altamente confiable, para tomar decisiones efectivas.
A diario los bancos de sangre presentan dificultades para surtir productos sanguíneos y al mismo tiempo la literatura ha venido reforzando los problemas asociados a la transfusión inapropiada de dichos productos.
Las transfusiones sanguíneas alogénicas son aquellas donaciones de sangre provenientes de otra persona, son un aporte esencial como terapia de soporte en pacientes críticos, cirugía mayor, trauma y trastornos hematopoyéticos. Aquí es donde cobra importancia el proceso de tromboelastografía en la transfusión alogénica, ya que la seguridad del acto transfusional no solo radica en la administración del componente, sino en el momento de indicarla.
Se estima que alrededor del 60% de las transfusiones sanguíneas son realizadas en relación directa con actos quirúrgicos.
Por ello, es de suma importancia que los cirujanos tengan conocimiento del desarrollo de otras estrategias para orientar eficientemente las transfusiones de hemocomponentes en sus pacientes candidatos a una cirugía: dicha estrategia, según diversos estudios, puede ser guiada exitosamente mediante la tromboelastografía, proceso de gran importancia para guiar las transfusiones, sobre todo antes, durante y después de una cirugía porque proporciona información rápida sobre la coagulación global del paciente. Estudios realizados revelan que gracias a la transfusión guiada por TEG, es posible disminuir la cantidad de unidades de sangre necesarias durante la cirugía.
El uso de protocolos de transfusión basados en las pruebas viscoelásticas, incluyendo la metodología de la tromboelastografía, puede reducir el sangrado perioperatorio y realizar eficientemente la transfusión de hemoderivados alogénicos.
De igual forma, el uso del TEG como una tecnología complementaria para la valoración de las propiedades viscoelásticas de la sangre ha facilitado la identificación de los diferentes problemas de coagulación y fibrinólisis que se pueden presentar y más aún, administrar una reposición de componentes sanguíneos más cercanos a las necesidades reales del paciente.
Con los datos y gráficos que nos brinda el equipo tromboelastógrafo, podemos guiar un tratamiento administrando los componentes sanguíneos que realmente se requieren o evitar una transfusión innecesaria en el paciente.