La resistencia antimicrobiana se ha convertido en un problema de salud pública y un reto para el futuro, causando una alta morbilidad y mortalidad, que involucra diferentes especies bacterianas y variados mecanismos de resistencia. Este fenómeno representa un problema clínico y dificulta el manejo terapéutico de los pacientes que presentan una patología infecciosa. La vigilancia activa para detectar tempranamente estos mecanismos de resistencia y los patógenos involucrados permitirán a las instituciones formular estrategias de prevención y control orientando en las mejores decisiones terapéuticas y minimizar costos a nivel hospitalario con la contención de este tipo de infecciones.
A lo largo de los últimos años, la mayoría de las especies patógenas han desarrollado resistencia a uno o más antimicrobianos. Según la OMS desde el punto de vista de salud pública las bacterias pueden ser clasificadas en las adquiridas en el medio extrahospitalario como Escherichia coli, Mycobacterium tuberculosis, Neisseria gonorrhoeae, Salmonella typhi, Staphylococcus aureus, (Incluyendo Meticilino resistente), Streptococcus pneumoniae; las adquiridas en el medio hospitalario como Acinetobacter baumannii, Enterococcus faecium y Enterococcus faecalis, ( incluidas las cepas resistentes a la vancomicina), Escherichia coli y Klebsiella pneumoniae productoras de las enzimas ESBL y KPC, Pseudomonas aeruginosa, Staphylococcus aureus ( incluidas las cepas resistentes a la meticilina) y Stenotrophomonas maltophilia.
El ingreso de pacientes colonizados a los hospitales por bacterias portadoras de genes de resistencia lo expone a un entorno de riesgo en el cual la contaminación cruzada juega un papel importante en la diseminación de las Infecciones nosocomiales, tanto para él como para otros pacientes; por lo tanto, se deben tomar las medidas de aislamiento y prevención necesarias para evitar la diseminación de estas cepas resistentes en el ambiente hospitalario.
El tamizaje de pacientes portadores con microorganismos resistentes a los antibióticos o genes de resistencia como MRSA, VRE, ESBL, KPC, NDM, MCR1, etc, se hace imperativo para conocer su estado de colonización y así tomar las acciones correspondientes.
El origen del MRSA (Staphylococcus aureus Resistente a la meticilina) puede ser endógeno (paciente) o por contaminación cruzada (medio ambiente o contacto con otras personas). La importancia de este patógeno es su resistencia a los antibióticos beta-lactámicos limitando opciones terapéuticas. Las instituciones deben tomar medidas de control para evitar la propagación de MRSA con el fin de evitar tratamientos antibióticos prolongados, complejos y costosos.
Los Enterococos son microorganismos que hacen parte de la flora normal del tracto gastrointestinal aislándose cerca de un 90% en personas sanas, siendo la vía urinaria su foco principal de infección. Los enterococos se caracterizan por presentar resistencia intrínseca a un gran número de antibióticos (β -lactámicos, lincosaminas, aminoglucósidos y trimetoprim-sulfametoxazol) y por su capacidad para adquirir nuevas resistencias.
Las infecciones por VRE son especialmente agresivas y se le atribuyen tasas de mortalidad de hasta 60% y 70%. El género Enterococo posee una resistencia adquirida (tipos VanA y VanB), encontrados principalmente en E. faecium y E. faecalis. Para evitar la propagación de estos genes de resistencia a patógenos más virulentos (S. aureus, por ejemplo) es crucial la detección temprana en cualquiera de estas dos especies en el paciente y diferenciarlas de manera precisa de otros enterococos ya que los genes VanC (Resistencia intrínseca de E. Gallinarum, E. casseliflavus y E. flavescens) no son transferibles, se han asociado con menor frecuencia a infecciones graves y no se han asociado con brotes.
A través del tiempo, las bacterias Gram negativas han desarrollado múltiples genes de resistencia los cuales cada día van en aumento. En 1980 comenzaron a parecer las BLEE, o β-lactamasas de espectro extendido (ESBL en inglés) enzimas que fenotípicamente se caracterizan por conferir resistencia a las penicilinas, cefalosporinas de espectro extendido (3°generación) y monobactams, convirtiéndose en una de las infecciones de mayor trasferencia en medio hospitalario en las especies de E. coli y Klebsiella sp. La aparición de aislados productores de BLEE tiene importantes implicaciones clínicas y terapéuticas ya que los plásmidos pueden propagarse fácilmente de un organismo a otro llevando al aumento de uso de antibióticos de mayor espectro y costo. La detección precoz de portadores de bacterias productoras de BLEE es importante para minimizar el impacto, la propagación de infecciones y elegir el tratamiento terapéutico del paciente.
Los carbapenems son el último recurso en el tratamiento de muchas infecciones graves por microorganismos Gram negativos; sin embargo, la producción de enzimas Carbapenemasas provoca resistencia a las penicilinas, cefalosporinas, carbapenems y aztreonam, convirtiendo a estos patógenos en realmente multirresistentes y dificultando enormemente su tratamiento.
Informes mundiales muestran que la resistencia a carbapenemicos encontrados en
Enterobacteriaceas es un problema de salud especialmente en el caso en el que el mecanismo de resistencia sea por la producción de enzimas como KPC, OXA o MBL (ej: el recientemente declarado NDM-1).
Las Enterobacterias resistentes a los carbapenémicos son resistentes a todos los antibióticos B-lactamicos limitando las opciones terapéuticas a los pacientes infectados con este tipo de gérmenes. Se cree que los pacientes colonizados son una alta fuente de diseminación, por lo tanto, las medidas de prevención de trasmisión son muy importantes en la mitigación de las infecciones intrahospitalarias.
Frente a esta problemática, debemos tomar acciones preventivas enfocados en evitar la diseminación de cepas portadoras de genes de resistencia en pro de minimizar el uso de antibióticos y disminuir los costos hospitalarios generados por infecciones intrahospitalarias; es así, como la implementación de toma de muestras de hisopados rectales es el método más sencillo para lograr acciones eficientes en el aislamiento hospitalario y minimizar infecciones intrahospitalarias. El uso de agares cromogénicos específicos para inoculación de estas muestras tiene como ventajas su fácil implementación, nos brinda una identificación presuntiva del microorganismo, su bajo costo y no se requiere elementos o equipos especiales para la inoculación y reconocimiento de las cepas bacterianas recuperadas en estos medios.
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