El ejercicio físico no solo mejora la salud general, sino que también tiene un impacto directo sobre la salud cerebral. La actividad física regular puede prevenir el Alzheimer al promover la neuro plasticidad (la capacidad del cerebro para formar nuevas conexiones) y reducir la inflamación cerebral.
Beneficios del ejercicio para el cerebro:
Aumento del flujo sanguíneo cerebral: El ejercicio mejora la circulación y aumenta el flujo de oxígeno al cerebro, lo que ayuda a mantener las neuronas saludables (Kramer et al., 2006).
Reducción del estrés: El ejercicio promueve la liberación de endorfinas, que reduce los niveles de estrés y ansiedad, factores que están asociados con el deterioro cognitivo (Ruscheweyh et al., 2011).
Prevención de comorbilidades: El ejercicio ayuda a controlar condiciones como la diabetes tipo 2 y la hipertensión, que están relacionadas con un mayor riesgo de Alzheimer (Baker et al., 2010).
Tipos de ejercicios recomendados:
Ejercicio cardiovascular: Como caminar, correr, nadar o montar en bicicleta. Estas actividades aumentan el ritmo cardíaco y favorecen la salud del cerebro.
Entrenamiento de fuerza: Levantar pesas o hacer ejercicios de resistencia también ayuda a mejorar la memoria y la concentración.
Ejercicios de flexibilidad y equilibrio: Como el yoga o el Tai chi, que además de beneficiar el cuerpo, también reducen el estrés y mejoran la concentración mental.
Consejos prácticos:
- Realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana.
- Hacer de la actividad física una parte integral de la rutina diaria, como caminar en lugar de conducir o tomar las escaleras en lugar del ascensor.
- Variar el tipo de ejercicios para mantener la motivación y desafiar al cerebro de diferentes maneras.
Bibliografía:
- Kramer, AF y Erickson, KI (2006). Efectos de la actividad física en la cognición, el bienestar y el cerebro: intervenciones humanas. Alzheimer’s & Dementia, 2 (3), 246-249.
- Ruscheweyh, R., et al. (2011). Actividad física y deterioro cognitivo incidental en adultos mayores: una revisión sistemática. JAMA, 305 (8), 800-807.
- Baker, LD, et al. (2010). Efectos del ejercicio aeróbico en el deterioro cognitivo leve: un ensayo controlado. Archives of Neurology, 67 (1), 71-79.